sábado, 21 de enero de 2017

Evite procrastinar si su deseo es triunfar



Por Raúl Gorrín.- El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, DRAE, define el verbo procrastinar como  diferir o aplazar. Sucumbir ante ella es correr el riesgo de fracasar por siempre dejar para otro momento acometer una acción, tarea o proyecto. Quien no se arriesga no cruza el río, reza el refrán y la sabiduría popular no se equivoca en ello.

Lo primero que hay que advertir es lo peligroso que resulta caer en el hábito de procrastinar, pues puede llevar irremediablemente en la postergación de objetivos y metas que al no ser alcanzados conducen al fracaso o, peor aún, al marasmo.

Igualmente es peligroso el realizar las tareas con retraso, pues puede ocasionar que no llevarla a cabo en el momento indicado conlleve a resultados contrarios a los esperados.

El emprendedor es por definición lo contrario al procrastinador, pues el primero es una persona dispuesta, afanada y proclive a la actividad y logro de los objetivos. Sin embargo, no es del todo errado decir que en algún momento el emprendedor pueda procrastinar y llegar a convertir esta conducta en un hábito.

En pocas palabras, para el emprendedor procrastinar es la peor de las decisiones, pues puede ir directo a la inacción.

Procrastinar es especialmente grave cuando se evita hacer algo o alguna actividad porque la misma implica esfuerzo, compromiso o simplemente trabajo; o porque se prefiere optar por lo más fácil aun cuando no sea efectivo; o porque es la norma habitual de comportamiento.

Ahora bien, ¿cómo lograr dejar de procrastinar?
Haga toda actividad que le lleve menos de dos minutos sin necesidad de mucho reflexionarla, ejecútela y punto. Si dos minutos le parece muy poco tiempo, entonces establezca la norma con otro tiempo, como cinco, diez o quince minutos. Esto le permitirá evitar posponer un montón de tareas.

Comience con pequeños pasos cuando siente temor de realizar alguna tarea. Comience y trabaje por sólo 5 o diez minutos y déjelo. Luego vuelva a intentarlo. Sucede que cuando una tarea es iniciada el miedo se desvanece, así al tercer intento ya verá cómo sigue la labor por pura inercia hasta concluirla. Con el primer paso se vence la resistencia.

Tome decisiones cunado lleve postergando una tarea por mucho rato. Tómese unos minutos para reflexionar acerca de las razones que lo frenan  e inmediatamente decida iniciarla. Si luego de pensarlo, la decisión es no realizarla, entonces ya no estará procrastinando sino postergándola racionalmente o sencillamente decidiendo no acometerla.

 Si una tarea que le propongan sencillamente no le gusta, pues diga que no está interesado en realizarla y punto. No tiene que decirle sí a todo.

En algunos casos abandonar una tarea es una opción necesaria. Lo importante es que la razón de hacerlo no obedezca al miedo, sino porque estima que no es conveniente ejecutarla en ese momento. Esperar no significa procrastinar.

Evite las distracciones como el teléfono celular, la tableta o el Internet. Manténgalos alejados de usted.

Si el trabajo que tiene que hacer es muy largo o complicado, pues entonces divídalo en etapas y vaya avanzando de este modo.

Póngase premios o recompensas para luego de hacer esas tareas que le resultan pesadas.
No se agobie, pautase listas cortas de tareas y luego de que las termine, planifique las otras.

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