miércoles, 30 de agosto de 2017

5 tips para ser más productivos en nuestras labores


Más allá de su indiscutible importancia y de los factores, tanto internos como externos que influyen para alcanzarla, la productividad es un proceso en que el ser humano aplica sus conocimientos y habilidades, invierte energías y pone de manifiesto lo mejor de sí para beneficio personal, el éxito de la empresa y el bienestar colectivo.

Por eso me gusta citar aquella declaración de la Asociación Europea de Centros Nacionales de Productividad (Eanpc), donde define a la productividad como “… un estado de la mente. Es una actitud que busca el mejoramiento continuo de todo cuanto existe. Es la convicción de que las cosas se pueden hacer hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy…”.

Desde la visión humanista, la productividad está condicionada por los niveles de formación, motivación y satisfacción de su recurso humano, ya que se privilegia a los individuos como los únicos seres inteligentes capaces de llevar al éxito a la organización. De hecho, los índices de satisfacción laboral comienzan a ser un factor preponderante a la hora de medir la calidad de las empresas.

En el caso de los emprendedores la productividad está sujeta también a su capacidad para innovar y romper esquemas, a sus habilidades gerenciales y sobre todo, a su confianza y decisión de asumir ciertos riesgos. Sus aptitudes y rasgos psicológicos los inducen a conformar equipos de trabajo que cubran esas prioridades.

No soy amigo de las recetas mágicas, pero si me piden alguna recomendación para mejorar la productividad en sus labores, lo resumiría así:

1-    Organización.- Llegar temprano, ordenar la agenda diaria y cumplir con la lista de tareas es vital para que nuestras actividades lleguen a ser realmente productivas.

2-    Adopte y siga una metodología personal para abordar cada actividad según su complejidad, importancia o urgencia; incluyendo la posibilidad de delegar, realizarlo en equipo o pedir mayor orientación al respecto.

3-    Gestión efectiva del tiempo. El tiempo es la pista vital que marca la duración de nuestras actividades. Su buen uso es fundamental. Recuerde que la eficacia también depende del tiempo que tardemos en llevar a cabo una actividad. Tome las medidas necesarias para evitar la distracción, las interrupciones y la falta de concentración.

4-    Mantenga una actitud positiva, motivante, retadora, preparada para los cambios y los inconvenientes. Considere cada logro como un peldaño más hacia la superación personal y profesional.

5-      Elimine la procrastinación de su vida.- Si se debe a inseguridades o incompetencias es preciso que se detenga a resolver esas limitantes que atentan con su productividad.

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miércoles, 23 de agosto de 2017

Raúl Gorrín: Humanismo empresarial para la Venezuela de hoy

Parte de mi perfil profesional está caracterizado por el enfoque humanista que distingue a nuestro grupo empresarial y con el que procuramos impactar constructivamente en los venezolanos.
Por eso considero necesario insistir en la importancia del humanismo empresarial como clave excepcional para una sociedad más justa y con oportunidades para todos. Algo que necesitamos en estos momentos y que nosotros los empresarios estamos en capacidad de llevar a cabo.
Para empezar, el humanismo empresarial lejos de ser una moda es un tipo de liderazgo que tiene como fin último la dignidad de todos los que con ella se relacionan y el de toda la colectividad.
El humanismo en las organizaciones se contrapone a ese modelo gerencial donde el fin justifica los medios y donde la competencia voraz e intransigente marca el camino a seguir, llevándose por delante cualquier consideración hacia su equipo humano o hacia esa comunidad a quien le ofrece su producción.
Es fácil distinguir una organización humanista de otra que no lo es. Desde el cumplimiento pleno de sus obligaciones contempladas en la ley, hasta el mismo planteamiento ético que lo lleva a emprender acciones, planes y programas que mejoren el clima organizacional, aporte soluciones al entorno familiar del trabajador y lleve a cabo planes de Compromiso Social Empresarial con el norte en el bienestar común.
Para llegar a eso, el humanismo empresarial supone sensibilidad, empatía y calidad humana, sin que por ello se pueda confundir como debilidad. También requiere de valentía para avanzar en la adversidad, escuchando a su entorno pero sin perder de vista sus prioridades.
Para el líder humanista el fin no justifica los medios en detrimento de su capital humano a la hora de enfrentar mercados tan competitivos. Su fuente de autoridad se fundamenta en la meritocracia y se maneja de forma admirable con la diversidad, ya que desde su dimensión humanista comprende los matices y altibajos del individuo y sabe sacar partido a lo mejor de ellos.

Su importancia radica en centrar su fortaleza en el enorme potencial de su recurso humano, ese ser complejo y maravilloso que más allá de un salario requiere también satisfacer sus necesidades de pertenencia, reconocimiento y desarrollo integral. Un ciudadano de cuya plenitud depende el crecimiento y progreso de nuestro país.

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domingo, 13 de agosto de 2017

Raúl Gorrín ¿Emprender en Venezuela? Claro que sí

Sigo creyendo que aun en momentos difíciles la decisión de emprender sigue siendo una buena alternativa para salir adelante, aunque esta actividad encierra en sí misma una suerte de sacrificios y de riesgos importantes siempre será una buena opción para poner en marcha con éxito nuestros proyectos.

Es recomendable que antes de tomar la decisión de emprender en el país se tomen ciertas consideraciones especiales para alcanzar los objetivos planteados, una de ellas y no la menos importante es tener la convicción de que nuestro proyecto sea viable y fortificarlo durante su desarrollo. Existen indicativos formales, como las cifras del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), donde más de dos millones de personas inician un emprendimiento anualmente, pero sólo un 10 % logra mantener su negocio por más de tres años.

A pesar de que el panorama para el emprendedor de hoy no sea el más adecuado, debo decir que mi constante observación sobre procesos económicos de otros países y mi experiencia como empresario me confirman que este es el momento de apostarle al país y hacer uso de todas nuestras capacidades, nuestras potencialidades y recursos para avanzar en medio de la turbulencia.

Pero desearlo no basta. Peter Drucker decía que “Emprender no es una ciencia, ni un arte. Es una práctica”.  Y para poner manos a la obra se necesita conocimiento, planificación, visión clara de los objetivos que perseguimos y buena actitud para convertir la adversidad en oportunidad.

Apartándome de la retórica y del optimismo infundado. El venezolano requiere en estos momentos de un mayor enfoque para conocer sus propias cualidades, estudiar al mercado y la competencia, desarrollar un producto o servicio apetecible a ese mercado, relacionarse adecuadamente, seguir fielmente un plan de negocio y tener la autoconfianza y la constancia suficiente para corregir los errores en el camino, reajustar, reinventar y volver a empezar si es preciso hasta convertir una idea en un factor de prosperidad y desarrollo.
Esa es parte de nuestra filosofía empresarial y así lo transmitimos en nuestro desempeño diario y en nuestros programas de Compromiso Social Empresarial (CSE). 

En La Fundación Gorrín valoramos y apoyamos a esa nueva generación que mantiene el optimismo y el deseo de superarse más allá de las circunstancias. Apostamos por nuestro país que se encamina hacia un porvenir promisorio a partir del esfuerzo y el trabajo de su gente. Por eso emprender en estos momentos significa participar en la construcción de una nueva economía y de un esquema de desarrollo mucho más justo y lleno de oportunidades.


Por todo lo dicho siempre tendrán en mí a un defensor y un promotor del emprendimiento en el país.  Sigamos adelante.

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miércoles, 2 de agosto de 2017

Raúl Gorrín: Talento y actitud más allá de nuestras fronteras

Sabemos que los tiempos de vacas flacas son propicios para afinar la creatividad, identificar oportunidades y poner de manifiesto lo mejor de nosotros en función de nuestro propio bienestar y el del que nos rodea.

Debo decir con propiedad que no es tarea fácil sortear la tensión del momento, enfrentarse a un cúmulo de situaciones adversas y retadoras que lamentablemente en muchos casos termina ahogando la tenacidad de los emprendedores, pero al mismo tiempo estas ofrecen la posibilidad de someter a prueba la capacidad y fortaleza de los que saben que se trata de desarrollar habilidades especiales para alcanzar el éxito en medio de la adversidad.

Más allá de eso, llegar a la meta requiere también de un cambio de mentalidad colectiva, en el que el emprendedor sea visto como un potencial generador de empleos y riqueza, donde la confianza sea la moneda común para el apoyo financiero. Necesitamos acordar una actitud mucho más positiva y comprensiva donde el fracaso no sea visto como un estigma social  sino como un peldaño en la carrera hacia el éxito.

Los venezolanos en el mundo están dando muestras de nuestro talento emprendedor y del enorme deseo de superación más allá de nuestras fronteras.
Su motivación y adaptabilidad a las circunstancias están dando de qué hablar y están dejando un mensaje muy claro de que con preparación, esfuerzo, disciplina y mucho optimismo podemos alcanzar nuestros sueños en cualquier momento y lugar. Son venezolanos que en un primer momento se vieron precisados a “inventariar” sus fortalezas y potencialidades, reforzaron su confianza y autoestima, evaluaron escenarios foráneos y se aventuraron a mirar más allá con un morral cargado de ilusiones, así como de certezas y convicciones acerca de su verdadero valor como factores multiplicadores de bienestar donde quiera que vayan.


Sigamos de cerca este momento tan particular que nos está aportando lecciones de vida para las próximas generaciones y que de seguro surgirá una cantera de emprendedores y empresarios que conformarán la Venezuela productiva y próspera que todos nos merecemos dentro y fuera de nuestras fronteras.

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