lunes, 25 de julio de 2016

Raúl Gorrín: El exceso de trabajo no es sinónimo de productividad


Por Raúl Gorrín. “El que mucho abarca, poco aprieta”, reza el refrán popular que en tiempos actuales tiene más vigencia que nunca. Los altos niveles de actividad que la vertiginosidad de los tiempos impone hacen que vivamos en una época de grandes demandas. Por eso las respuestas no se hacen esperar: “no tengo tiempo”, “no doy abasto”, “necesito más horas”. Algunos creen que esto es positivo y retrata a alguien con una agenda a tope. Pero, ojo, no siempre es así. 

Tal actitud hace que muchas de las actividades que se realizan bajo este esquema sean llevadas a cabo casi automáticamente, sin noción clara de lo que se hace. ¿Es esta una actividad productiva? Es de poner en duda.

Para colmo este comportamiento genera altos niveles de estrés, lo cual es pernicioso para la salud.

Además, el estrés limita la capacidad de atención, de conciencia y de empatía. El sujeto se concentra en su propia situación, la que lo afecta. 

Lo bueno es que esto es controlable y con toda seguridad es posible afirmar que esta situación se puede mejorar y el individuo puede ser más feliz en el trabajo, experimentar gozo y bienestar, al tiempo que se es productivo.

Lo malo del asunto es que hay que tomar decisiones, cambiar actitudes y creencias, rediseñar nuestros modelos y paradigmas destinados a asumir nuevos patrones más saludables. Esto, eso sí, necesita de paciencia y perseverancia.
 
La psicología positiva permite transformar las conductas antes descritas. 
Es fundamental racionalizar la jornada de trabajo de tal manera que la misma incluya pausas, recesos, momentos para “darse un respiro”. Y cuando hablamos de respirar, lo decimos en el sentido estricto de la palabra. Esto permitirá modificar la cadena de factores estresantes antes de que ocurra una explosión. 

Es un método que consiste en “ensanchar” la respiración conscientemente y así recuperar una frecuencia cardíaca más lenta y ampliar las ondas cerebrales. De allí viene la calma, el sosiego y el pensamiento integrador y más bienestar. (Raúl Gorrín)

La respiración profunda es algo que podemos usar de forma económica y autónoma. Lo único que se necesita es el deseo de hacerlo y un poco de constancia, de manera de que esto sea algo que realicemos varias veces al día. 

Estas pausas son un momento para realizar una larga inspiración todo lo profunda que se pueda llevando el aire llega hasta el abdomen. Luego se hace una larga expiración también, expulsando todo el aire lleno de dióxido de carbono. Esta es una operación que se hará tres veces. 


Igualmente se pueden dejar espacios en la agenda diaria de modo de posibilitar la flexibilidad. Es preciso poner límites. Hacer las dos o tres cosas más importantes para cada jornada. Esto mejorará la productividad al poder dedicar a cada actividad que se lleve a cabo el tiempo y la atención que requieren sin atosigamiento. Lo mejor, estaremos mejorando nuestra salud y la salud de nuestra organización. (Raúl Gorrín)


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