viernes, 19 de agosto de 2016

Raúl Gorrín: Estrategias para enfrentar los tiempos difíciles

(Raúl Gorrín) Ocurren, no nos gustan, pero sucede. Los tiempos difíciles siempre hacen acto de entrada en nuestras vidas. Algunos los catalogan de “malas rachas”, épocas en que todo lo adverso parece juntarse para atacar de una sola vez.

Pasa en la vida personal y en la profesional. Las empresas, pues, no escapan de ello.
Es, si se quiere, normal que esto pase.
En esta entrega haremos referencia a los tiempos duros en la empresa.

Cuando ocurre el percance hay dos posibilidades, una, esperar, la otra, tomar el toro por los cuerno y actuar efectivamente, tomar acciones. 

Pero actúe en un sentido u otro, lo primero que tiene que hacer revisar y determinar cuál es su umbral de rentabilidad, es decir, cuántas ventas como mínimo tiene que realizar para mantener su nómina de trabajadores y así cubrir sus gastos fijos.

Hacer estos cálculos le permitirá determinar por cuánto tiempo puede sostener la su empresa a flote en los momentos de dificultad. Esta información es clave para cualquier decisión. (Raúl Gorrín)

Si la situación es de tal envergadura que tiene que verse obligado a reducir sus operaciones  puede que tenga que hacer cambios cuya repercusión será negativa.

No recurra al despido de trabajadores, pues lo único que logrará será desmoralizar al resto de sus empleados. Algo que solamente dificultará más la recuperación.

Lo mejor es trabajar duro y si la medida de reducción de personal es impostergablemente obligatoria, entonces hágalo en una sola tanda explicando muy bien la situación a la plantilla que quede a su lado.

Para recuperar el control cuando las ventas han mermado considerablemente, lo que aplica es administrar los precios de los productos y/o servicios incrementándolos para disminuir la demanda y darle más tiempo al negocio para crecer  orgánicamente. (Raúl Gorrín)

Otra medida puede ser la depuración de la cartera de clientes, deshaciéndose de aquellos que realmente no producen utilidades sino gastos, quejas e incomodidades —siempre los hay— se llevará una sorpresa con la implementación de esta decisión. No tiene una idea de la cantidad de recursos que puede llegar a ahorra si así lo hace.
 
Cuando la situación comience a estabilizarse mantenga los precios estables.
Diseñe una estrategia que le agregue valor a su oferta.
Bajar los precios debe ser el último recurso. No se desespere. Más bien haga promociones y ofertas tentadoras que lleven a la clientela a incrementar sus compras.

Y si es menester aumentar sus precios, pues sencillamente hágalo. (Raúl Gorrín)

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