Así como la reputación constituye un valor intangible de primer orden en una empresa, la gobernabilidad corporativa representa una garantía de responsabilidad, transparencia, organización y eficiencia para los inversores, accionistas, gerentes, colaboradores, autoridades, clientes y comunidad.
Por eso hoy quiero referirme a ese conjunto de principios, normas y
procedimientos que adoptan las organizaciones para regular el
funcionamiento y las relaciones de poder entre los accionistas, el directorio y
la alta administración, a fin de velar por sus intereses y lograr el mayor
beneficio económico y social que se traduce en bienestar para todos.
La gobernabilidad
corporativa se fundamenta en la información, la deliberación, la toma de
decisiones y el seguimiento de esas decisiones para alcanzar las metas y atraer inversiones.
Sus principios
y lineamientos han sido emitidos por entes
internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), la Corporación Andina de Fomento (CAF), y Fondo Nacional de
Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (FONAFE), entre otros,
que consideran el buen gobierno
corporativo como un valioso medio para alcanzar mercados más confiables y
eficientes.
De ahí que la transparencia, la visión
estratégica, la responsabilidad, la igualdad de los accionistas y la
responsabilidad social sean considerados, por varios autores, como sus
elementos fundamentales para llevar a cabo una gestión eficiente entre los factores de poder dentro de la
organización.
Algunos beneficios adicionales de establecer buenas prácticas corporativas en
nuestra podrían resumirse así:
- - Identificar riesgos del negocio y establecer mecanismos para contrarrestarlos.
- - Crear espacios propicios para la planificación estratégica y el flujo informativo necesario para los correctivos y la toma de decisiones.
- - Construir credibilidad y confianza frente a los interesados en el negocio.
- - Mitigar la exposición a pérdidas.
- - Establecer un marco legal y prácticas de supervisión eficientes que promuevan mercados transparentes que garanticen la protección del inversionista.
El buen
gobierno corporativo, más que una tendencia, es un paso adelante hacia la evolución y excelencia empresarial para
dirigir y controlar el desarrollo de sus actividades económicas bajo estándares
internacionales que propenden hacia la transparencia y confiabilidad que exigen
la mayoría de los inversionistas como un activo clave para resguardar sus
intereses.
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