Por Raúl Gorrín.- Difícilmente los objetivos y metas dentro
de una organización podrán alcanzarse sin no hay una óptima y fluida
comunicación y, por consiguiente, entendimiento, entre los trabajadores.
Debido a que la vertiginosidad que los procesos tienen en la
actualidad y en razón de los avances y cambios que permanentemente se producen,
las empresas se ven obligadas a realizar adaptaciones, reprogramaciones,
diseñar y poner en práctica nuevas políticas y lineamientos. Es entonces
indispensable que exista una eficiente y eficaz comunicación interna para que
todo esto se pueda acometer con éxito.
La comunicación interna es, pues, un servicio que hay que
entender y posicionar en el seno de las organizaciones en virtud de que es un
instrumento de gestión imprescindible e irremplazable para apoyar los cambios y
transformaciones de la empresa.
La comunicación interna es un instrumento fundamental que
depende de manera directa de la función directiva, así como de las estrategias,
políticas, misión y objetivos que esta de define.
Es necesario que exista claridad con respecto a las
funciones que se tienen que desarrollar en cada organización de acuerdo a sus
características, debido a que no existe un modelo único de gestión que funcione para todas las empresas.
Otro problema surge del hecho de que las organizaciones
desarrollan la comunicación externa descuidando o ignorando por completo la
comunicación interna. Hay que apuntar que para que esta última sea efectiva debe
integrarse a los procesos de toma de decisiones y de gestión de proyectos,
que
son en definitiva, las fuentes de información de carácter estratégico de las
organizaciones.
El responsable de poner en marcha la gestión de la
comunicación interna es la dirección general, mientras que su ejecución e implantación
debe apoyarse en los ejecutivos, directores y mandos intermedios.
Los equipos directivos como depositarios de la información
significativa tienen que estructurar los contenidos, dinamizar los procesos y
evaluar los resultados, de tal manera que la transmisión de la comunicación sea
eficaz y bidireccional entre la dirección y el resto de la organización.
Igualmente, los directivos deben comprometerse con la idea
de que la comunicación con los empleados resulta esencial para el logro de los
objetivos de la empresa. Debe haber coherencia entre lo que se dice y lo que se
hace dado que los empleados conocen su organización a través de sus jefes y
directivos.
El departamento de comunicación interna debe formular
estrategias acorde a los lineamientos de la política de comunicación de la
dirección general, teniendo en cuenta que el empleado es el primer público de
la empresa.
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