Superman y
Súper Woman son personajes de la ficción. No existen en la vida real. El ser
humano tiene limitaciones y eso incluye a los jefes y gerentes de toda empresa
o emprendimiento. No es posible que una sola persona pretenda hacerlo todo y
que quede bien en todo momento, pues en cualquier instante vendrá el colapso.
Así que,
por muy pequeño que sea su negocio, usted, propietario o director, o gerente,
tiene que delegar funciones o la ejecución de proyectos en sus subalternos. Su
labor, por tanto, se limitará a la supervisión. Esto rige para todas las
organizaciones, sean pequeñas, medianas o grandes.
Para que
cualquier empresa se mantenga en el tiempo y crezca en el mundo globalizado de
hoy, es preciso creer en los demás, en el resto del equipo, por algo están
allí.
Los
propietarios y los gerentes tienen que circunscribirse a delinear las
actividades y políticas que permitan a la organización o emprendimiento ser
competitivas en el mercado.
Asoma
entonces la pregunta de cuándo, qué y en quién delegar, que no es otra cosa
otorgar responsabilidades y autoridad a personal subalterno para que se
encargue de determinada asignación.
En esta
tarea el departamento de recursos humanos juega un papel fundamental.
Corresponde a ellos suministrar a los distintos niveles de gerencia la
información acerca del record de los trabajadores que se desempeñan en la
empresa.
Muchos
gerentes o directores se niegan a delegar por inseguridad, por no contar con la
seguridad de que alguien más puede y tiene las capacidades para desarrollar
determinadas tareas o ejecutar algunos proyectos.
Delegar no
es fácil. Hay que admitirlo. Las malas experiencias existen y esto frena a
continuar haciéndolo.
Eso sí,
hay que reconocer que la falta o error que se imputa en algunos casos sobre el
fracaso de la delegación de funciones, muchas veces es culpa de los propios
supervisores que no tuvieron el tino de escoger a la persona adecuada, bien por
incapacidad o porque sencillamente no quería hacerse cargo. Opera también el
miedo a que el subalterno termine por quitarle el puesto al gerente o director.
Recursos
humanos deberá convencer a todo gerente reacio a delegar para que lo haga. Esto
en beneficio de él mismo, por cuanto le permitirá asumir funciones de más
envergadura.
La
delegación exitosa de funciones pasa por saber exactamente qué se puede delegar
y qué no. Enlistar las distintas tareas puede ayudar a visualizar aquellas
labores que perfectamente pueden quedar en manos de subalternos. Si lo desea,
el gerente puede, al momento de delegar, apartar para sí el cuidado, por
ejemplo, de algunos proveedores o clientes muy importantes.
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