Quizás
uno de los retos que enfrentamos los empresarios en la actualidad, sea el de
practicar con coherencia y honestidad los principios y valores de la
organización, más allá del enunciado formal. Lograr que el personal lo conozca,
lo internalice y se desempeñe bajo esos preceptos. Y que además, esos
principios y valores puedas compartirlos con el resto de la sociedad a través
de programas de compromiso social empresarial, como una muestra de la
efectividad y buena voluntad de tu organización.
Los
valores en el mundo empresarial son los que le da razón, sentido y personalidad
a tu proyecto de negocio. Practicarlos te da los atributos diferenciales frente
a la competencia y representa la carta de presentación ante una sociedad cada
vez más aguda a la hora de escrutarnos. Podría referirme a una docena de
valores empresariales de indiscutible importancia, sin embargo hoy quiero
referirme a tres fundamentales: respeto, confianza y pasión.
Como lo afirma una frase de
Patricia Uhrich: “Para
hacer una relación sustentable, debes cobijarla con respeto, compromiso y
confianza. Con estos abrigos, es capaz de enfrentar y resistir ante las peores
tormentas”.
En
un conglomerado con diversidad de jerarquías, disciplinas, edades, ideologías y
expectativas, el respeto se impone para lograr una interrelación fructífera. Bien
se dice de ella cuando la catalogan como la esencia de las relaciones humanas,
de la vida en comunidad, del trabajo en equipo y de cualquier relación interpersonal.
Y todo comienza con tratar de la misma forma como quieres ser tratado. Más allá
de la cortesía, el respeto en la organización es multidireccional y promueve
mayor creatividad y productividad en los equipos de trabajo. A falta de ella es
inviable la confianza, y cualquier otra relación de convivencia.
En
cuanto a la confianza, debo comenzar por afirmar que el mundo de los negocios
sería imposible sin ella. La confianza es fundamental de cara a los clientes,
los empleados, los proveedores y la comunidad, sobre todo cuando de ella
depende la naturaleza misma del negocio. Sólo basta imaginar la falta de ella
en el sector de banca y seguros para percibir sus consecuencias.
Ahora,
la confianza debe generarse desde adentro a través del ejemplo. A su vez, es la
que impulsa a que tus colaboradores sean más autónomos a la hora de actuar, sin
depender exclusivamente de las instrucciones. A través de ella puedo aumentar
las posibilidades de desempeño, productividad y creatividad de un equipo
humano, propiciando además un ambiente óptimo y prometedor.
Pero
la pasión es para mí esa energía positiva y necesaria que impulsa cualquier
proyecto. Está intrínsecamente relacionada con el amor por lo que hacemos y se
dirige a alcanzar la excelencia en función de nuestros clientes y relacionados.
No se concibe emprendimiento sin pasión y es muy difícil disparar esa chispa de
perseverancia, creatividad y coraje ante las dificultades.
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