La visión humanista en los negocios ha sido uno de los
sellos más característicos en mi rol como empresario. Por espacio de varios
años he fundamentado mi gestión en la valoración del ser humano por encima de
cualquier otra cosa, incluso de la naturaleza mercantil de cada empresa. Dicho
de forma más precisa, es a partir de esa preeminencia por el individuo como
alcanzamos nuestras victorias.
El humanismo
empresarial se enfoca en dignificar, promover y enaltecer a la persona como
elemento clave de toda la organización y de la sociedad desde su integridad,
impulsándolo a manifestar todo su potencial, y con ello realizarse plenamente.
Pero esta
visión no corresponde al simple hecho de ayudar al prójimo o para justificar
algunas actividades sociales y culturales dentro de la empresa, ya de por sí
necesarias. El humanismo también comporta un fin estratégico dentro de la
empresa vista como una proyección de la vida humana en términos de conocer,
aprender, obrar, convivir, experimentar, crecer y desarrollarse hasta lograr la
plenitud que posteriormente ofrece a la sociedad como producto de sus
esfuerzos.
En la medida en que
nuestros públicos se sientan atendidos, seguros, respaldados y bien remunerados,
según sea el caso, en esa medida contaremos con personas sumamente motivadas y
dispuestas a aportar ideas que enriquecen a la organización. Porque parte del
humanismo es hacer que aflore lo mejor de nuestros colaboradores hasta lograr
esa sinergia con la empresa que la conduce a una mayor sintonía con esa sociedad
de la cual formamos parte.
Es así como las empresas
y líderes humanistas pretendemos un compromiso auténtico y sostenido con
diversas comunidades, sin menoscabo de la productividad, rentabilidad y
eficiencia empresarial, donde la prioridad sea la gente. Compromiso
materializado en políticas y programas donde permanentemente estamos poniendo
en práctica nuevas ideas para impactar positivamente en nuestro entorno,
propulsando mayor calidad de vida y oportunidades de desarrollo sostenible, incidiendo
en una mejor distribución de la riqueza e invirtiendo y apostando en el
desarrollo del talento humano.
Ese compromiso social
empresarial (CSE) es el que nos ha llevado a compartir nuestros valores,
esfuerzos y recursos con sectores de la población que teniendo el potencial,
necesitan de una mano amiga para lograr sus propias metas. Apoyar a la niñez y
juventud de bajos recursos en materia de salud y educación es prueba de que
hacemos lo que vivimos y predicamos dentro de nuestras organizaciones.
Para mí en lo
particular y para el grupo empresarial que represento, el humanismo seguirá
siendo el referente de nuestro compromiso ético y social.
Son empresas que por
su misma naturaleza están cerca de nuestros públicos en momentos de apremio, en
circunstancias tensas y convulsas, en situaciones insospechadas, y en esos
contextos nuestra sensibilidad, comprensión y profesionalismo ha dado
excelentes resultados. Nos hemos fortalecido mutuamente junto con el respeto y
la confianza que cada día ganan terreno hacia nuevas formas de interrelación.
El humanismo
empresarial como visión del mundo y de la vida seguirá siendo nuestro paradigma
para acompañar a Venezuela hacia caminos promisorios de paz y prosperidad.
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EXCELENTE
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