A estas alturas del siglo XXI todavía es
normal desconocer o confundir lo que significa llevar a cabo acciones corporativas a favor del prójimo,
ya sea como filantropía o como una inversión social.
Quizás se deba en parte a que la filantropía
es la fuente primigenia de ayudar a los
demás, una acción movida por un sentimiento
de solidaridad. O como lo expresa su propio nombre, por amor a la humanidad.
Lo cierto es que desde finales del siglo
pasado se manejaba el término de
corporate philanthropy (filantropía
corporativa) para referirnos a las
donaciones que realizaban las empresas a ONG o sectores poblacionales vulnerables.
Sin embargo, ese concepto fue evolucionando
en el tiempo una vez que las empresas le daban otro sentido a estas acciones
que cada día se acercaban más a la filosofía
y visión de la sociedad que tenía empresa como la ideal para el bien de todos.
Siendo así, el aporte empresarial dejaba de ser meramente una donación para pasar
a ser una apuesta a una sociedad mejor,
un compromiso con esa población en
la que está inmersa por ser parte de su entorno, y una inversión social con la que espera construir país, y que indirectamente también le proporcione un
retorno a través del reconocimiento,
vinculación con ese
ideal
de país o la imagen de una organización responsable.
En todo caso, el trabajo social que se emprende a favor de sectores menos
favorecidos de la comunidad supone, en mayor o menor medida, la extensión de los valores y recursos de la
empresa para la comunidad a quien sirve con el propósito de apoyarlos en
sus necesidades, contribuir a su sano desarrollo y prepararlos para un futuro
de paz y justicia donde puedan desarrollar todas sus capacidades.
Nosotros desde la organización Gorrín hemos reunido cierta experiencia que nos ha producido
un nivel inusitado de satisfacciones y
experiencias gratificantes que nos reafirman la grandeza, tenacidad y resiliencia del venezolano, sobre todo en
tiempos difíciles.
Nuestra aspiración
de país unida a los valores de
nuestro grupo empresarial fueron alineados y puestos en práctica a través
de una serie de programas de Compromiso
Social Empresarial (CSE) en los cuales apostamos por la excelencia educativa en sectores urbanos
de la capital de escasos recursos pero con un enorme potencial para superarse
en aras de un futuro más promisorio.
Sea a través de la filantropía, el compromiso o la inversión social, la comunidad
necesita la contribución del sector
empresarial para ayudarlos en areas donde el Estado no logra llegar, con
planes estratégicos bien estructurados, un equipo de profesionales altamente
motivados a obtener resultados y dispuestos a solventar algún aspecto social
que merezca ser intervenido a favor de la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario