Sigo creyendo que aun en momentos difíciles la decisión
de emprender sigue siendo una buena alternativa para salir adelante, aunque esta
actividad encierra en sí misma una suerte de sacrificios y de riesgos importantes siempre
será una buena opción para poner en marcha con éxito nuestros proyectos.
Es recomendable que antes de tomar la decisión de
emprender en el país se tomen ciertas consideraciones especiales para alcanzar
los objetivos planteados, una de ellas y no la menos importante es tener la convicción
de que nuestro proyecto sea viable y fortificarlo durante su desarrollo. Existen
indicativos formales, como las cifras del Instituto de Estudios Superiores de
Administración (IESA), donde más de dos millones de personas inician un
emprendimiento anualmente, pero sólo un 10 % logra mantener su negocio por más
de tres años.
A pesar de que el panorama para el emprendedor de hoy no
sea el más adecuado, debo decir que mi constante observación sobre procesos económicos
de otros países y mi experiencia como empresario me confirman que este es el
momento de apostarle al país y hacer uso de todas nuestras capacidades, nuestras
potencialidades y recursos para avanzar en medio de la turbulencia.
Pero desearlo no basta. Peter Drucker decía que
“Emprender no es una ciencia, ni un arte. Es una práctica”. Y para poner manos a la obra se necesita
conocimiento, planificación, visión clara de los objetivos que perseguimos y
buena actitud para convertir la adversidad en oportunidad.
Apartándome de la retórica y del optimismo infundado. El
venezolano requiere en estos momentos de un mayor enfoque para conocer sus
propias cualidades, estudiar al mercado y la competencia, desarrollar un
producto o servicio apetecible a ese mercado, relacionarse adecuadamente,
seguir fielmente un plan de negocio y tener la autoconfianza y la constancia
suficiente para corregir los errores en el camino, reajustar, reinventar y
volver a empezar si es preciso hasta convertir una idea en un factor de
prosperidad y desarrollo.
Esa es parte de nuestra filosofía empresarial y así lo
transmitimos en nuestro desempeño diario y en nuestros programas de Compromiso
Social Empresarial (CSE).
En La Fundación Gorrín valoramos y apoyamos a esa nueva
generación que mantiene el optimismo y el deseo de superarse más allá de las
circunstancias. Apostamos por nuestro país que se
encamina hacia un porvenir promisorio a partir del esfuerzo y el trabajo de su
gente. Por eso emprender en estos momentos significa participar en la
construcción de una nueva economía y de un esquema de desarrollo mucho más
justo y lleno de oportunidades.
Por todo lo dicho siempre tendrán en mí a un defensor y
un promotor del emprendimiento en el país.
Sigamos adelante.
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