El humanismo
empresarial, este nuevo paradigma que surgió a raíz de la crisis mundial y
que ha venido consolidándose como el más adecuado para afrontar con éxito el
turbulento mundo de los negocios, ha sido la filosofía con la que mejor me he
identificado y sobre la cual he fundamentado mi gestión empresarial.
Y la razón es muy simple. Frente a un modelo fracasado
donde primaba la obtención de mayores ganancias por encima de cualquier otra
razón, emerge esta filosofía empresarial donde los valores, la ética y el respeto por las personas son fundamentales
para alcanzar el éxito.
La filosofía del
empresario humanista parte de la conciencia y convicción de que su rol en
la sociedad va mucho más allá de lo que le imponen las leyes y apunta hacia una
nueva perspectiva de gestión corporativa, donde se asume un compromiso mucho
más sólido con la comunidad a la cual pertenecemos, traducido en mayor bienestar y oportunidades al talento
humano, transparencia y sostenibilidad
financiera, cuidado del medio ambiente, así como intervención de grupos
desasistidos o con cierto potencial para promoverlos en función de su
crecimiento y su consecuente aporte al desarrollo social.
Actuar bajo esta filosofía
humanista me ha servido para sincronizar con las realidades, necesidades y
aspiraciones de los directivos, colaboradores, clientes y sectores
poblacionales sin que por ello se menoscabe la misión, productividad y
rentabilidad de cada una de nuestras empresas.
Lejos de lo que pudiera pensarse, esta tendencia que
destaca a la persona tanto en su dimensión personal como social, supone una
evolución en positivo que amerita de directivos
formados y altamente motivados para una percepción más ética del negocio,
donde la motivación sea clave para canalizar el desempeño y las potencialidades
del recurso humano, con capacidades para innovar y adaptarse a un entorno lleno
de complejidades. La concepción
humanista demanda de una mente y disposición mucho más amplia, analítica y
promotora de unas relaciones laborales que agregan valor a la organización.
Consecuentes con esta visión, el Grupo Gorrín se inscribe en esa generación de organizaciones que
combina conocimientos administrativos y financieros, con disciplinas como la
psicología y la sociología para la toma de decisiones mucho más asertivas y
acopladas con nuestra realidad. A la vez, se perfila como un referente de alta
gerencia comprometida con el país, que logra impactar en sectores vulnerables
de la población a través de la ejecución de políticas y programas de apoyo,
dentro y fuera de nuestras organizaciones.
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ResponderEliminarEn mi naciente escritura, para publicar (no se cuando), agregare el valor humanista del hombre exitoso, la filosofía de un humanista va conectada a la filosofía de un caballero, vivir bajo principios básicos de coexistencia nos permite asimilar mucho mas fácil el pensamiento humanista, y adherirlo al aspecto gerencial, empresarial y financiero, sin que derive en la temida disminución de la productividad, el pensamiento vertical de éxito a toda costa, pierde vigencia día tras día, por el contrario los actos de labor social y ayuda a los mas necesitados, es incluso una estrategia que sirve a los emprendedores y pequeños empresarios, quienes ejecutan una labor social sin sacrificar los recursos con los que cuentan, de esta forma llaman la atención de entidades que pueden coadyuvar en el desarrollo y mejoramiento del plan social que se ejecuta, y a su vez el empresario emergente o emprendedor, logra apoyarse en una plataforma mucho mas grande para elevar su proyección y conquistar terrenos que bajo condiciones de gerencia clásica pudieran costarle mucho mas tiempo.
ResponderEliminarTodo en mi perspectiva va vinculado con la evolución del ser a nivel personal, la persona elevada espiritualmente es quien mas fácil adopta este criterio de manera real y no sólo por beneficios económicos.
Excelente publicación estimado Raúl.
Edgardo López