En mi
experiencia como empresario y sin ánimo de dictar cátedra en esta disciplina,
he podido constatar y servirme del poder de las comunicaciones efectivas en el
desarrollo organizacional.
Creo que el
reto más importante de estos tiempos está en valorar, calibrar y dosificar la
gran cantidad de mensajes que emite una organización a sus diversos públicos
con sus respectivas estrategias, bajo distintos formatos, utilizando los
canales adecuados para lograr diversos resultados que finalmente convergen en
apoyar a la empresa en el logro de sus objetivos.
Esta gran
dinámica que supone el flujo de información a todo nivel resulta complejo y
fascinante a la vez si tomamos en cuenta su capacidad para transmitir la identidad,
valores y directrices al personal; presentar informes y balances a la directiva,
accionistas y autoridades; capacitar e incentivar a los trabajadores a través
de charlas, cursos y talleres; mantener informado a los clientes y al público
en general a través de los medios masivos y redes sociales; además de
establecer un contacto provechoso con la comunidad a través de las Relaciones
Públicas y los programas de Compromiso Social Empresarial (CSE).
En definitiva, se trata de una fina estructura que enlaza a toda la organización para
alinearnos estratégicamente, lograr un entendimiento productivo con nuestros
relacionados y finalmente trascender como un factor de riqueza y bienestar para
esa sociedad cada vez más observante y crítica de nuestro desempeño.
Se dice que
el desarrollo de las comunicaciones marca la evolución de la humanidad y la era
digital intensifica esa necesidad de utilizarlas de manera impecable dentro de
las organizaciones, toda vez que su multidireccionalidad e inmediatez somete a
la empresa al escrutinio público de manera contundente, al punto que una
situación de crisis mal gestionada puede arruinar en pocas horas el esfuerzo de
años.
Por eso puedo
afirmar con conocimiento que la comunicación corporativa, tal y como la
conocemos hoy en día, constituye una gran aliada para alcanzar el éxito en los negocios. Minimizarlas
o dejarla en manos inexpertas puede ser la ruina de la organización.
Se impone en
lo sucesivo adaptarse a las generaciones emergentes y su nueva forma de
comunicar, optimizar las ventajas y posibilidades que ofrece la comunicación
digital, diseñar estrategias que generen interacción con los grupos de interés
y aporten valor a la empresa, así como desarrollar una cultura de medición para
mejorar estrategias y acciones tendientes a facilitar los procesos, construir
una buena reputación y proyectar con acierto nuestra imagen corporativa.
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