Por Raúl
Gorrín. Los empresarios humanistas se inspiran en la gente. Su liderazgo se ejerce
desde la persona y va dirigido hacia las personas. Este principio tan sencillo
de explicar y tan complicado de llevar a la práctica es el que fundamenta el
liderazgo humanista que tratamos de ejercer desde nuestras empresas.
El
liderazgo humanista está enfocado en las personas de la empresa y
el compromiso que éstas manifiesten para optimizar el desempeño de la misma. El
líder humanista tiene siempre presente que, siendo la empresa comunidad de
personas, su referente último han de ser las personas sean éstas clientes,
colaboradores o proveedores.
Los
procesos a seguir para conformar el liderazgo humanista son los
siguientes:
Trabajar
para ser aceptado por su carisma y su servicio a un equipo que compra
ayuda y orientación para cumplir con las metas prefijadas que se han negociado
previamente.
Debe
respaldar al equipo, ese que potencia a las personas para que se
desarrollen sus inquietudes, iniciativas y creatividad. Fomentará también
la responsabilidad, el espíritu de equipo, el desarrollo personal, y,
especialmente, es el artesano de la creación de un espíritu de pertenencia que
une a los colaboradores para decidir las medidas a tomar.
El
liderazgo involucra a otras personas; a los empleados o seguidores. Los
miembros del grupo; dada su voluntad para aceptar las órdenes del líder, ayudan
a definir la posición del líder y permiten que transcurra el proceso del
liderazgo.
Hay
muchos que tienen la capacidad de liderazgo de las personas, de organizaciones,
en entidades deportivas, en la educación, en la familia o de diferentes otras
cosas, pero el liderazgo empresarial está basado en las empresas para conseguir
el éxito de los negocios a largo plazo.
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