Sí
tomamos en cuenta que una empresa
está conformada por personas pensantes,
sensibles y responsables, es fácil suponer la importancia de la responsabilidad social en la vida diaria
para alcanzar grandes logros a través del compromiso
social empresarial.
Y es
que esas pequeñas prácticas responsables
del día a día, esas que van más allá de cumplir con las obligaciones de
ley, son indicativos de que los esfuerzos emprendidos para crear bienestar en
el colectivo proviene de seres conscientes de sus valores, civismo y ética para contribuir en gran medida con el bienestar colectivo.
La responsabilidad social en la vida diaria
implica una actitud y un comportamiento
proactivo y solidario con su entorno familiar, los vecinos, el trabajo, el
ambiente y la comunidad. Todo bajo la convicción de que algo de puede y se debe
hacer para mejorar nuestra realidad y para coadyuvar en el crecimiento de una
sociedad cuyos problemas y complejidades esperan por nosotros para superarlos.
De
ahí que el concepto de Responsabilidad
Social Individual (RSI) nos remita a la conducta ética de la persona para
consigo misma y para con su entorno, respondiendo por los impactos que sus
acciones y decisiones tienen en su radio de acción.
Esa conducta individual, esencialmente
responsable, es la que le otorga autenticidad,
coherencia y transparencia a cualquier política o programa de compromiso social empresarial. Es la
que dota de sentido y voluntad a los
esfuerzos conjuntos para intervenir en un ámbito geográfico, un problema social
o un sector poblacional vulnerable.
La
sociedad reclama de más ciudadanos formados y convencidos de la importancia de
su contribución individual para crear un
mundo mejor. Es la ciudadanía con
una cultura no sólo de obrar y comportarse adecuado a las normas, sino de
aportar su ingenio, su tiempo y su buena voluntad para que otros puedan
alcanzar un estándar de vida promisor.
En la
Organización Gorrín, esa vocación
por compartir nuestros valores y
recursos con sectores desasistidos, ha contado con el respaldo de
colaboradores que comparten la cultura
de solidarizarse con su comunidad y participar en programas específicos que
apuntan a facilitar oportunidades a
niños y jóvenes de escasos recursos a través de la salud y la educación.
Son
ciudadanos que coinciden en una visión
de país donde el esfuerzo de todos representa un factor de cambio y
desarrollo sostenible para propiciar una Venezuela de paz, justicia y progreso
en la cual todos gocemos de oportunidades para llevar una vida plena.